re v is ta p a rro q u ia l m e n s u a l d e S a n C ris to v o d a s v iñ a s M FEBREIRO a rz o 2 0 0 92025 nº 196 n- º2 Ano- A XVII no I ¡TOCAN A MISA! Al toque de la campana: Así se avisaban y, aún hoy, los unos a los otros en nuestros pueblos: ¡Hay que...
More
re v is ta p a rro q u ia l m e n s u a l d e S a n C ris to v o d a s v iñ a s M FEBREIRO a rz o 2 0 0 92025 nº 196 n- º2 Ano- A XVII no I ¡TOCAN A MISA! Al toque de la campana: Así se avisaban y, aún hoy, los unos a los otros en nuestros pueblos: ¡Hay que ir a misa que xa tocou a campana! ¡Y todos corríamos a la Iglesia! Hoy, con frecuencia, corremos, sí, pero es a escudarnos tras muy variadas disculpas para no ir: “Si voy, es para que no digan, y eso es hipocresía…”, “Si voy, es porque me obligan y para eso, mejor no ir…”; “no voy porque no entiendo nada…”; “el cura es un pesado…”; “lo que importa es hacer el bien…”; “la mayoría no va…”; para terminar con la clásica pregunta: “Total, ¿para qué ir a Misa?” Para responder, podemos recordar aquellas palabras de Jesús a sus íntimos aquella tarde de jueves en que acudió a compartir con ellos, por última vez, el rito de la célebre cena pascual judía: “No os podéis imaginar qué deseos tenía de comer esta Pascua con vosotros”. ¿Que por qué
Less