Paso del norte Por Juan Rulfo —Me voy lejos, padre; por eso vengo a darle el aviso. —¿Y pa ónde te vas, si se puede saber? —Me voy pal Norte. —¿Y allá pos pa qué? ¿No tienes aquí tu negocio? ¿No estás metido en la merca de puercos? —Estaba. Ora ya no. No...
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Paso del norte Por Juan Rulfo —Me voy lejos, padre; por eso vengo a darle el aviso. —¿Y pa ónde te vas, si se puede saber? —Me voy pal Norte. —¿Y allá pos pa qué? ¿No tienes aquí tu negocio? ¿No estás metido en la merca de puercos? —Estaba. Ora ya no. No deja. La semana pasada no conseguimos pa comer y en la antepasada comimos puros quelites. Hay hambre, padre; usté ni se las huele porque vive bien. —¿Qué estás ahi diciendo? —Pos que hay hambre. Usté no lo siente. Usté vende sus cuetes y sus saltapericos y la pólvora y con eso la va pasando. Mientras haiga funciones, le lloverá el dinero; pero uno no, padre. Ya naide cría puercos en este tiempo. Y si los cría pos se los come. Y si los vende, los vende caros. Y no hay dinero pa mercarlos, demás de esto. Se acabó el negocio, padre. —¿Y qué diablos vas a hacer al Norte? —Pos a ganar dinero. Ya ve usté, el Carmelo volvió rico, trajo hasta un gramófono y cobra la música a cinco centavos. De a parejo, desde un danzón hasta la Anderson esa qu
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