Esa joven a la cual llamábamos Herminia, hoy una Señora, la conocerán también los lectores, aunque sea de pasada, en tiempo y lugar oportuno.
Con mucho gusto escuchó Herminia la historia de «Engracia y Antoñita».
Concluida que fue la lectura, le pedí su...
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Esa joven a la cual llamábamos Herminia, hoy una Señora, la conocerán también los lectores, aunque sea de pasada, en tiempo y lugar oportuno.
Con mucho gusto escuchó Herminia la historia de «Engracia y Antoñita».
Concluida que fue la lectura, le pedí su parecer, y sin decirme si estaba mal, o bien relatada, opinó porque se reformaran los dos capítulos, el uno -que se titula: "Engracia y los talegos", y el otro- "Antoñita salva al General en Jefe".
En esos capítulos se exagera mucho, -dijo Herminia. - Engracia no se llenó el vestido de sangre con el cadáver de Don Antonio, como dice ahí, ni se vio con él en el monte esa noche, al asesinarlo los revolucionarios.
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