Fui a Tafí Viejo porque quería conocer los talleres. Ver el abandono en el que todo quedó. Respirar ese olor a viejo, a gastado, a dejado de lado. Sentir esa tristeza, esa nostalgia de algo que está pero no.
Tuve el agrado de conocer a un maquinista quien...
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Fui a Tafí Viejo porque quería conocer los talleres. Ver el abandono en el que todo quedó. Respirar ese olor a viejo, a gastado, a dejado de lado. Sentir esa tristeza, esa nostalgia de algo que está pero no.
Tuve el agrado de conocer a un maquinista quien pasó gran parte de su vida dentro de esas enormes máquinas, llevando y trayendo miles de personas hacia diversos destinos. Conocí parte de la historia, de su historia. En esas horas en que recorrí los talleres, pude sentir lo mismo que noté en su mirada: nostalgia.
Por momentos percibí la presencia de espíritus en los vagones que desde adentro todo lo observaban, aferrándose al pasado, sin querer salir.
Los siguientes fueron días en que intenté encontrarle explicación a esa sensación. Al principio me pareció un poco contradictorio pero luego entendí que lo que se siente, casi nunca va de la mano con la razón. A pesar del abandono, el olor a viejo y el óxido, fue lo más bello que vi en años.
El Uróboros es un símbolo que muestra a
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