EL ÁRBOL QUE NO TENÍA HOJAS Era un árbol tan feo, tan feo, que no tenía hojas. Estaba solo en el campo y nunca había visto otro árbol. Por eso no sabía que los árboles tienen hojas. Y tampoco sabia que él era tan feo. Pero un día oyó decir a unos niños:...
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EL ÁRBOL QUE NO TENÍA HOJAS Era un árbol tan feo, tan feo, que no tenía hojas. Estaba solo en el campo y nunca había visto otro árbol. Por eso no sabía que los árboles tienen hojas. Y tampoco sabia que él era tan feo. Pero un día oyó decir a unos niños: -¡Vaya porquería de árbol! -No sirve para nada. -Ni siquiera tiene hojas. Entonces se puso triste porque se enteró de que era feo. Y le dijo al Sol: -Tú que eres tan poderoso, ¿puedes darme hojas? El Sol le contestó: -Yo no puedo dar hojas a las árboles. Vete tú a buscarlas. Y el arbolito dijo: -No puedo. Mis pies están clavados en el suelo. Otro día dijo al Viento Gris: -Tú que eres tan poderoso, ¡dame algunas hojas! Y el Viento Gris le contestó: -Yo sé quitar las hojas de los árboles, pero no sé cómo se ponen. No puedo ayudarte. Pasó la Lluvia y el árbol le dijo: -Señora Lluvia, mis pies están clavados en el suelo. ¿Puedes traerme algunas hojas para adornar mis ramas? Y la Lluvia le contestó: -Yo no puedo darte hojas. Yo sólo sé llora
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