El fuego nunca se apaga Desde ese entonces, conocimos a Constanza. A medida que voy escribiendo, me voy acordando de cosas que compartimos juntos, como cuando fuimos al parador llamado Hipocampo en donde nos hicimos nuestro primer tatuaje de gena, un...
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El fuego nunca se apaga Desde ese entonces, conocimos a Constanza. A medida que voy escribiendo, me voy acordando de cosas que compartimos juntos, como cuando fuimos al parador llamado Hipocampo en donde nos hicimos nuestro primer tatuaje de gena, un caballito de mar. Dormir en su casa y ella en la nuestra, jugar en el patio principal a la rayuela o saltar la soga. Cuando se compró un perro Golden retriever, Rocco, lo conocimos por primera vez y luego lo vimos al año siguiente y nos sorprendimos porque había crecido muy rápido. Estas son de las pocas cosas que vivimos juntos. La familia de Constanza por algún motivo personal decidió vender la casa de Pinamar. Ya hace varios años que no nos vemos. Pero siempre tendré el recuerdo. Apenas empece a leer este libro, la historia de Alma con Marito y Carmen, me hizo acordar a nuestra vecina de Pinamar, a mi hermano y a mi. Nosotros desde que nacimos pasamos nuestras vacaciones en Pinamar. Cuando yo tenía siete u ocho años mis padres junto con
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