Mi vida en el Colegio Alemán de Guatemala
Por Fabiola Rivas
Desperté alrededor de las seis de la mañana aquel martes once de septiembre de 2007.
Mi mente me decía que estaba por comenzar uno de los viajes más emocionantes de mi
vida.
Debo aceptar que...
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Mi vida en el Colegio Alemán de Guatemala
Por Fabiola Rivas
Desperté alrededor de las seis de la mañana aquel martes once de septiembre de 2007.
Mi mente me decía que estaba por comenzar uno de los viajes más emocionantes de mi
vida.
Debo aceptar que había cierto temor dentro de mí a no ser aceptada o a encontrarme
en un lugar totalmente trascendental.
Se cerraron las puertas del camión de mudanza y sabía que ese había sido como el
disparo que anuncia la salida de una carrera. El viaje había comenzado.
Ahora que lo recuerdo, se me hace como un sueño pensar que realmente dormimos en
la frontera por retrasos de los trámites de aduana. Pero siempre va a haber valido la
pena. Desde siempre mi familia y yo hemos amado Guatemala, así que todos esos
miedos se fueron al entrar al lugar que desde entonces se ha convertido en mi hogar.
Recuerdo que los primeros días, además de acomodarnos en nuestra nueva casa, nos
dedicamos a prepararnos para nuestro ingreso al Colegio Alemán de G
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