BLANCANIEVES
Había una vez.
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Una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía
un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como
la sangre, y cabellos negros como el azabache.
Su nombre
era Blancanieves.
A medida que crecía la...
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BLANCANIEVES
Había una vez.
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Una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía
un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como
la sangre, y cabellos negros como el azabache.
Su nombre
era Blancanieves.
A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa.
Llegó un
día en que la malvada madrastra no pudo
tolerar más su presencia y ordenó a un
cazador que la llevara al bosque y la matara.
Como ella era tan joven y bella, el cazador se
apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque.
Blancanieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y troncos de árboles que la lastimaban.
Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita y
entró para descansar.
Todo en aquella casa era pequeño, pero más lindo y limpio de lo que se pueda imaginar.
Cerca de la chimenea estaba puesta una mesita con siete platos muy pequeñitos, siete tacitas de
barro
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