¡CHUTA BARBIE, CHUTA.
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Érase una vez una familia que vivía en Madrid.
Esta familia estaba compuesta por los
padres, un hijo y una hija.
La niña era muy avariciosa porque siempre quería comprarse
los juguetes que salían en los...
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¡CHUTA BARBIE, CHUTA.
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Érase una vez una familia que vivía en Madrid.
Esta familia estaba compuesta por los
padres, un hijo y una hija.
La niña era muy avariciosa porque siempre quería comprarse
los juguetes que salían en los anuncios de televisión (“me lo pido, me lo pido, me lo pido”
-repetía una y otra vez).
Y el niño también era igual de avaricioso, y quería todo lo que
tenían sus amigos (“¿me lo dejas?, ¿me lo dejas?, ¿me lo dejas?” - preguntaba siempre).
Nunca jugaban juntos y nunca compartían sus juguetes; cada uno jugaba en su
habitación solo con los suyos.
Los niños tenían muchos juguetes, ya que sus familiares les hacían regalos con
cualquier excusa.
A la niña le gustaban las Barbies, las bailarinas, en fin, muñecas de todo
tipo; además le encantaban los playmobiles, los patitos de goma.
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Y el niño siempre pedía
y disfrutaba con los soldaditos de plomo, con los balones
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