¡UN VIAJE MUY
DIVERTIDO!
Juan y Ana miraban cada noche por
la ventana de su habitación antes de irse a
la cama.
Veían miles y miles de pequeñas
luces que cambiaban cada noche.
Construían entre los dos dibujos con esas
luces: una osa, un carro, una...
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¡UN VIAJE MUY
DIVERTIDO!
Juan y Ana miraban cada noche por
la ventana de su habitación antes de irse a
la cama.
Veían miles y miles de pequeñas
luces que cambiaban cada noche.
Construían entre los dos dibujos con esas
luces: una osa, un carro, una mariposa…
Podían hacer dibujos nuevos todos los días,
pero no sabían por qué pasaba eso.
Su maestra, la señorita Laura, les había
enseñado en clase que había un
instrumento, parecido a un tubo, con el que
se podía ver las cosas que estaban muy lejos, así que Juan y Ana, aprovechando que los
Reyes Magos, guiados por una de esas luces que veían todas las noches, no tardarían en
llegar, y escribieron su carta donde pedían un telescopio para los dos.
- ¡Es genial, Juan, vamos a poder ver de cerca las luces y sabremos qué son!,
decía Ana mientras su hermano se esmeraba en escribir una carta que los Reyes
pudiesen entender muy bien.
- Tienes toda la razón, Ana.
A lo mejor también vemos a algún extraterrestre
viajando por el espacio… ¿quién sa
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