Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél
que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba
nada que no le hubiera dado a la niña.
Una vez le regaló una
pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan
bien...
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Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél
que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba
nada que no le hubiera dado a la niña.
Una vez le regaló una
pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan
bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a
llamar Caperucita Roja.
Un día su madre le dijo: “Ven, Caperucita
Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta
canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le
ayudará.
Vete ahora
temprano, antes de
que caliente el día, y
en el camino, camina
tranquila y con
cuidado, no te
apartes de la ruta,
no vayas a caerte y
se quiebre la botella
y no quede nada
para tu abuelita.
Y
cuando entres a su
dormitorio no
olvides decirle,
“Buenos días”, ah, y no andes curioseando por todo el aposento.
”
“No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita Roja, y tomó
las cosas y se despidió cariñosamente.
La abuelita vivía en el
bosque, como a un kilómetro
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