Después de dos noches durmiendo en el sofá de mi propia casa, me
fui en busca de un hotel para evitar más discusiones con mi mujer.
No hubo
tiempo para maletas, así que me fui con lo puesto y sin apenas dinero.
Al
final de la calle vislumbré el cartel...
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Después de dos noches durmiendo en el sofá de mi propia casa, me
fui en busca de un hotel para evitar más discusiones con mi mujer.
No hubo
tiempo para maletas, así que me fui con lo puesto y sin apenas dinero.
Al
final de la calle vislumbré el cartel luminoso de un hostal, que por su
aspecto, entraba dentro de mi presupuesto que era el mínimo.
En la
recepción, un hombre con aspecto de narcotraficante se sacaba pelotillas de
la nariz y que yo estuviera delante viéndolo no parecía importarle.
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