a sexualidad tiene múltiples caras y quizás Sigmund Freud haya sido quien puso
sobre la mesa tal hecho, con una nitidez que
ofende, cuando la verdad no es materia que
la conciencia quiera asimilar.
Pero, aunque la
conciencia calle y la memoria olvide, el...
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a sexualidad tiene múltiples caras y quizás Sigmund Freud haya sido quien puso
sobre la mesa tal hecho, con una nitidez que
ofende, cuando la verdad no es materia que
la conciencia quiera asimilar.
Pero, aunque la
conciencia calle y la memoria olvide, el cuerpo
siempre nos recuerda que ésta expresión de la
vida humana representa un sendero en donde
el alma y la personalidad convergen hasta tal
punto que, hacer el amor, es, como decían las
antiguas maestras taoístas chinas, contribuir a
la armonía del universo.
Es muy curioso que siendo la sexualidad un
tema de indagación y escritura entre de los distintos pensadores de la Filosofía, la Psicología
y las escuelas de sanación, en las primeras décadas del siglo pasado, Edward Bach ni siquiera trazó esta palabra en sus textos o conferencias.
Y, a un hombre de su talla y apertura, no
creo que se le pueda adjudicar temor a enfrentar una cuestión que levantaría ampollas en la
sociedad de su tiempo.
Pero, sea la razón que
sea, lo cierto es
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