A CORRER.
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Cuentan que cierto día, estaban en el
bosque un caballo y su pequeño hijo,
ambos gustaban de correr sin rumbo
fijo, solo por el placer de sentir el cálido
aire sobre sus cabezas.
Padre e hijo disfrutaban mucho de estas
carreras y el...
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A CORRER.
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Cuentan que cierto día, estaban en el
bosque un caballo y su pequeño hijo,
ambos gustaban de correr sin rumbo
fijo, solo por el placer de sentir el cálido
aire sobre sus cabezas.
Padre e hijo disfrutaban mucho de estas
carreras y el compartir sus
conversaciones que tanto bien hacia a
ambos, siempre tenían pláticas de lo
más amenas y realmente existía una
comunicación constante entre ellos.
Una mañana, salieron como era su
costumbre a correr, estaban muy felices
porque era un día espléndido, cuando
de repente el pequeño caballo tropezó y
cayó rodando, su padre se detuvo de
inmediato volviendo sobre sus pasos
para ver que le había sucedido a su
pequeño hijo.
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