Ingreso 2008 Universidad Nacional del Litoral
En navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.
— De acuerdo −dijo el papá−, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus...
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Ingreso 2008 Universidad Nacional del Litoral
En navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.
— De acuerdo −dijo el papá−, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
— No −dijeron a coro−.
Nos hace falta ahora y aquí.
— Para empezar −dijo la madre−, aquí no hay más aguas navegables que la que
sale de la ducha
Tanto ella como el esposo tenían razón.
En la casa de Cartagena de Indias
había un patio con un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes.
Encambioaquí enMadrid vivíanapretadosenelpisoquinto del número
47 del Paseo de la Castellana.
Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de reinos con su sextante y su brújula si se
ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado.
Así que el
papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar
deudas de juego.
Era un precioso bote de alum
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